INTRODUCCIÓN
A muchos nos encantan los fósiles, pero… ¿sabéis cómo se forman? ¿Por qué hay Trilobites perfectos, y otros no tanto (Fig. 1)? ¿Por qué no se suelen encontrar esqueletos completos de dinosaurios? Vamos a responder a estas preguntas hablando de uno de los aspectos más importantes de la Paleontología, a la par que desconocido: la Tafonomía.
Este extraño término (agarraos, que vienen unos cuantos), fue propuesto por el paleontólogo ruso Efremov en 1940, a partir de dos palabras griegas: “taphos”, que significa enterramiento, y “nomos”, que significa ley. Es decir, la Tafonomía trata de las “leyes de enterramiento”, o, dicho de otra manera, es la ciencia que estudia los procesos que condicionan y dan lugar a la fosilización y la formación de los yacimientos de fósiles.
Desde su noción inicial, los objetivos, métodos y técnicas de la Tafonomía fueron aumentando a medida que avanzaban otras disciplinas, incluyendo, no sólo los procesos de fosilización, sino también la preservación de los rasgos paleobiológicos de los fósiles (toda la información sobre la vida, comportamiento y el ecosistema del organismo fósil en cuestión).

A pesar de que estaréis acostumbrados a ver el de la derecha, la realidad es que lo normal al ir a prospectar es encontrar los de la izquierda.
Antes de meternos más en el tema, hay que dejar claras dos ideas principales:
– 1) La Tafonomía está condicionada por 3 acontecimientos clave: la muerte de la entidad biológica (producción de los restos), el enterramiento de esta, y su posterior descubrimiento y extracción.
– 2) Una vez se han producido los restos, estos pueden presentar 3 estados de conservación:
–Acumulados: se da cuando elementos biológicos dejan de formar parte de la biosfera para incorporarse a la litosfera (con o sin enterramiento) como materia orgánica. No implica amontonamiento y puede ser in situ o desplazado.
–Resedimentados: transporte lateral de los restos (previamente acumulados) antes del enterramiento.
–Reelaborados: exhumación de restos ya enterrados, en pleno proceso de fosilización, que son transportados y enterrados nuevamente.
Atendiendo a estas ideas, la Tafonomía se divide en dos ramas: la Bioestratinomía, que se ocupa de los procesos que van desde la muerte del ser vivo hasta su enterramiento (contexto subaéreo, por encima de la superficie) y la Fosildiagénesis, que estudia las modificaciones físico-químicas una vez los restos ya están enterrados hasta que se descubren ya como fósil (contexto subsuperficial) (Fig.2).

PROCESOS BIOESTRATINÓMICOS
Vamos a empezar hablando de los procesos bioestratinómicos. Es en estos en los que normalmente ocurre la mayor pérdida de información del registro fósil como resultado de la interacción de los restos producidos con otros organismos o el propio medio. Estos procesos no tienen por qué tener lugar si es el caso de organismos que ya viven y/o mueren enterrados (endobiontes) o casos de producción de restos por sepultación (o enterramiento muy rápido).
Incluyen: descomposición (reducción del cuerpo de un organismo vivo a formas más simples de materia ; solo evitable parcialmente en ocasiones muy concretas, como la formación de un tapete bacteriano que proteja los restos), fragmentación (rotura de los restos en otros de menor tamaño), desarticulación (separación de los distintos elementos que conforman el esqueleto de un organismo), necrocinesis (transporte; desplazamiento por agentes naturales, geológicos o biológicos de los restos desde la muerte del organismo hasta donde se acumula), abrasión física, erosión biológica, disolución química, carroñeo o colonización, entre otros (Fig. 3).

Para ponerlo más gráfico, imaginad una típica escena de documental: una manada de leones caza una cebra (producción del resto a fosilizar), y después de comer, el cadáver sirve de alimento para gran variedad de animales como hienas o buitres, que desarticularán el esqueleto y esparcirán y romperán algunos huesos, y a eso sumémosle que lo pisotean unos elefantes, la exposición a la luz y los elementos, y la descomposición (Fig. 4). Lo mismo vale para un árbol o un cangrejo, y de igual manera les ocurrió a los dinosaurios y demás seres vivos del pasado que hoy conocemos a partir de sus fósiles.

Estos son los procesos bioestratinómicos que le ocurren al resto antes o durante el enterramiento (por ejemplo, una riada que transporta los restos y los entierra en un lugar diferente), y condicionan su potencial de fosilización. Así pues, podemos afirmar que cuanto antes se entierre un resto (cuanto menos esté expuesto a la superficie, y a todos estos procesos) más cantidad del resto y en mejor estado de preservación se fosilizará (Fig. 5). Aunque también hay que tener en cuenta toda la información que nos dan las consecuencias de estos procesos en los fósiles para reconstruir aspectos de la vida y el entorno del organismo.
Los procesos que dan lugar a la transformación del resto enterrado en un fósil los veremos en la segunda parte (próximamente).

Si queréis explorar el tema en mayor profundidad os dejo el enlace de donde he sacado la información.
Fernández López, S. R. (2000). Temas de Tafonomía. Departamento de Paleontología, Universidad Complutense de Madrid. 167 págs. https://eprints.ucm.es/22003/1/087_00_Temas_Tafonomia.pdf